6.02.2006

Y terminó por matarla

Fue por todo el daño que le había hecho. Sabía que nunca quiso lastimarlo, pero lo había hecho, con el solo hecho de existir. Y por eso cortó ese cordón que lo ahogaba: la existencia de la mujer amada. Y esperó que todo volviera a la cómoda normalidad. Se felicitó por su determinación. Admiró su valor. Y miró al futuro con nuevas esperanzas.
Pero hoy la vió. Sigue viva. Y él, con la misma punzada de dolor en sus entrañas. Y mientras la vé, como si se tratara de un fantasma, se preguntaba: ¿Terminaría de desangrarse algún día?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho el texto "Llegó a las 3".
Este texto me hizo acordar a algo que escribí:

Llevo mucho tiempo apretando en mis manos algo que me lastima por todos sus lados, pensando en la forma de lograr tener lo que quiero, tragándome tu traición, transitando un sendero de lealtad que se rompe tras mis pasos, mucho tiempo sufriendo tus caprichos, sin razones ni más explicación que un porque sí. Creo que siempre fuiste inmune a mi dolor y esto lo he aceptado, pero nunca aprenderé a compartirte, nunca pude soportarlo. Más nunca te odié ni podré hacerlo, siempre te di otra oportunidad y en ella repetiste tu error. La humillación volvió cada vez a derrumbar mi orgullo, se comió mi ilusión y abofeteó mi alma. Pero esta fue la última vez que te burlaste de mí. Esto no es una venganza, es simplemente mi salvación. Si tu futuro es hacerme sufrir es mejor que se termine, descansa en paz mi amor.
Octubre – Noviembre 2004

Martin. martinaero@hotmail.com